En eso nos convertimos, en almas andantes en busca de amor.
Aunque existan tres corazones que latan por ti, no lo puedes sentir.
Porque solo te escuchas a ti,
habita un vacío dentro de el que no lo deja sentir.
Sin embargo, los brazos de otros corazones perdidos, son tu refugio.
Vienen a entregar ese calor que nos hace permanecer vivos,
al menos eso sentimos cuando nos besan la piel,
diciéndote: aquí estoy!, recordándote otra vez.