Como el café, con dos de azúcar, por favor.
Así simplemente elegí vivir mi vida, amargo si no tiene el dulzor necesario y demasiado dulce si la dosis es excesiva.
En tiempos amargos, como resultados de mis impulsos suelo cometer mas errores de los que podía haber planificado, con la sensación de que todo estaba saliendo como lo esperaba y no era así. Le falto mas azúcar ese día y perdí muchas cosas. A lo largo del tiempo han sucedido días muy amargos, no puedo decir que las personas a mi alrededor no me alertaron de lo que yo no podía ver, pero en mas de aquellas oportunidades, no puedo dejar de cegarme hasta el final para saber como termina. Todo tiene que tener un final y he sido responsable de cada uno de ellos. Mas responsable de lo que puedo recordar en el mismo momento, porque solemos buscar culpables para no herirnos mas de lo que estamos.
Así mi vida aventurera, llena de personas de distintos orígenes, valores y pensamientos, han cambiado mis mas profundas creencias, sentimientos y maneras de vivir. Así como atardeceres, lunas llenas y mañanas frías, me erizaron la piel con solo contemplarlos, para apreciar estar aquí, para entender que es parte de mi, mi propia historia, construida por esos días amargos que nos hacen apreciar el café cuando es perfecto.
El café se siente perfecto, cuando puedo mirar atrás y estar en mi presente plena, abrazarme por las noches y contemplarme en las mañanas, satisfecha de lo que soy. Agradecida de todo lo que he aprendido, de las personas que están hoy y feliz porque no necesito nada mas que mi ser para estar aquí hoy.
Impulsiva, así me define mi entorno. -Tu impulsividad te lleva a cometer errores-, - ¿Donde vas a llegar, si sigues así?-, como respuesta a todo eso, dije lejos. Les diré que esa es mi esencia, que por eso me pasan situaciones dolorosas, pero gracias a eso, también se pueden sentir orgullosos de mí. Si no fuera impulsiva, tal ves la sociedad me hubiera consumido, pero no lo hizo. Es por ello que todos los días de mi vida, sucede algo diferente en mí.
Aunque aveces veo el vaso medio lleno y tarde un poco más en verlo vacío, nunca me voy a rendir, porque no quiero dejar de vivir, no quiero perder ningún segundo de mi vida sin disfrutar estar aquí. Solo siento por perderme momento con personas valiosas, pero al igual que ustedes a lo largo de sus vidas, estoy por ahí adquiriendo mas conocimiento, aprendiendo mas de mi.
El café se vuelve demasiado dulce, cuando estoy viviendo la vida de otras personas, cuando estoy pensando mas en los demás que en mi. Son esos momentos donde quiero ayudarlos a ver lo que yo veo, pero me doy cuenta que no puedo. Las personas debemos aprender a ser capaces de enfrentar nuestros propios miedos, nadie puede sanarnos. Somos responsables de nosotros mismo. Sin embargo, dulcemente como un acto de bondad lo intentamos, y nos sentimos frustrados al principio por no lograrlo, pero satisfechos al final porque lo intentamos.
Así es mi vida como un café.
"NO PIDAS PERMISO, LAS ALAS SON TUYAS Y EL CIELO DE NADIE".
