Estamos en una encrucijada, las cosas buenas se van oxidando en el tiempo o se van creando matices nuevos a lo que creíamos que era lo correcto.
Sentirnos unidas en su medida no es eterno. Cambiar pensamientos que alimentamos durante décadas es una lucha diaria.
La globalización nos permitió darnos cuenta que la represión y lo demás terminado en "sión" esta fuera del alcance de nuestro conocimiento, de nuestra propia nación. Todo cambió cuando comenzamos a compartir nuestras experiencias de vida. Nos dimos cuenta que, no estábamos tan solas cuando nos paso, lo que no esperábamos vivir. En otro lugar, de este tiempo que compartimos, había otra igual que tú, sin las herramientas para enfrentarlo.
"Eres tanto que no cabes", no cabemos en los parámetros aún. Todavía, no podemos dejar de sentir que el objetivo esta muy lejos. La necesidad femenina de sentirnos uno, como seres humanos, no como fuentes de poder, se visualiza a años luz.
Hay historias que cuentan que éramos veneradas por el sexo opuesto, vistas como divinidades por el uso de nuestra percepción y conexión con la naturaleza. Antaño, cuando todo en la tierra vivía en armonía. Hasta que vinieron las catástrofes y nuestra espiritualidad ya no calmaba a los mas fuertes, si no que retardaba su progreso. Así, poco a poco dejamos que su fortaleza nos protegiera de lo que no estábamos preparadas a sobrellevar, pero el ser que solo razona con la parte derecha de su cerebro, solo creo una necesidad insaciable de predominación.
El poder conlleva fuerzas, innumerables cantidades de pesos, que físicamente no todos podríamos levantar, y cuantitativamente jamás llegaré a visualizar. Es desconocido para mí el verdadero poder que ejerce hoy en día, ¿que pesa más?.
Lo que si puedo observar en las estadísticas hoy es, que ningún país de Latinoamérica esta situado dentro de los 10 mas feministas del mundo. Que apenas nuestro país vecino logro decretar leyes de estado a favor del movimiento. En Chile, aún se habla de brecha salarial y sigue siendo el 18,9% menos que los hombres y el porcentaje aumenta en proporción a tu edad. Solo el 26% corresponde a la composición de mujeres en las decisiones de las leyes del estado.
No obstante, me sigo sintiendo libre de poder decidir ante cualquier situación y eso, merece gratitud. Es que la historia pocas veces habla de una como tú y resulta incomodo no saber porque no levantamos la mano antes.
Las disidencias, somos todas, de alguna u otra manera intentando dejar salir nuestras virtudes y defectos, auténticos enigmas dignos de ser descubiertos y que anhelo poder llegar a conocer.
Me eriza la piel cuando nos veo ser nosotras mismas, riéndonos a carcajadas saliéndonos de lo impuesto. Me alegra vernos brillar, con esa luz interior y esa fortaleza insaciable de habernos vencido a nosotras mismas, a la sombra interna que nos persiguió desde niñas innumerables veces pero jamás tuvo su lugar.
No te desesperes, si hay cosas que no entiendes, encuentra entre miradas a quienes están pensando lo mismo que tú, dentro de todo el caos del cambio, nos observamos y de alguna otra manera nos mostramos un camino, de muchos.
Soy mujer, soy humano. Yo también, fui tú.